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Nunca me he considerado una persona excesivamente miedosa. Los que me conocen dicen que soy bastante "echá p'alante". Pero lo cierto es que desde que estoy al frente de este proyecto, me he dado cuenta de que el miedo me acompaña a diario.

Muchas veces se disfraza de pereza. Otras se disfraza de desgana. Otras de falta de confianza. Otras de... Tiene mil disfraces y se hace pasar por mil cosas que no son. Pero en cuanto rascas un poco, en cuanto te paras un momento a analizar la situación, se le cae la careta y aparece de nuevo: miedo al fracaso, miedo al éxito, miedo a las críticas, miedo a no ser aceptado, miedo a no encajar, miedo a ser diferente, miedo a no ser diferente...

Y lo peor de todo, es que te hace creer que estás solo. Que todos los demás están triunfando, viven vidas de ensueño, son gente super segura de sí misma... ¿Y tú qué? Tú estás cada día más horas de las que te gustaría delante del ordenador, haciendo mil tareas que no te apasionan demasiado, siguiendo métodos que no terminan de encaja pero que como a "todo el mundo" le funcionan... Y cuando piensas en cambiar algo, en hacer algo diferente, en innovar aparecen en tu cabeza preguntas como "¿y quién eres tú para hacer esto?", "¿de verdad crees que eso va a funcionar?", "¿quién va a querer eso?". El maldito síndrome del impostor. Y, sobre todo, el miedo.

Y yo pensaba que todo esto solo me pasaba a mí. Pero con el tiempo he descubierto que no. Que (casi) todos los emprendedores que nos ponemos al frente de nuestro propio negocio de marca personal pasamos por lo mismo.

Por eso la entrevista de hoy va sobre miedo. Sobre como reconocerlo pero, sobre todo, sobre como enfrentarlo. Por eso he querido traerte hoy a Ire Martín, publicista, experta en marketing emocional y autora de libro Sin miedo eres más sexy #Emprendersinsufrir. Para demostarnos que no estamos solos, que el miedo no siempre es malo y que incluso podemos usarlo en nuestro propio beneficio.

¿Qué te parece? Casi nada... ¿verdad? 😉

 Parece que montar tu propio negocio implica tener un socio que no has elegido deliberadamente siempre cerca: el miedo. ¿Hasta qué punto puede llegar a condicionar la evolución de nuestro negocio nuestros miedos personales (los que reconocemos y los que tenemos guardados y silenciados en la recámara)?

Nuestros miedos condicionan todo, al igual que el amor. Son las dos emociones que más nos condicionan por la intensidad y potencia con las que las vivimos.

El miedo nos ralentiza, nos frena, nos hace dudar, nos genera ansiedad, inseguridad, negación de nosotros mismos y nuestra capacidad, nos deja ciegos en muchas situaciones y vacíos de decisiones racionales.

Al emprender despertamos hasta los miedos más dormidos porque ponemos todas las partes de nosotros mismos a examen: mostrarnos, relacionarnos con otras personas, ser capaces de ganar dinero, y de pedirlo, y de invertirlo y todo el proceso de la toma de decisiones que implica. Esto no quiere decir ni que al emprender te vuelvas más miedoso que Scooby Doo, ni que empieces a tener miedos que nunca hubieras tenido: solo sale lo que ya estaba.

Si eras inseguro, emprendiendo se multiplicará y si eres lanzado también tendrás más oportunidades de demostrarlo. Realmente, para mí emprender es una grandísima oportunidad para atravesar todos los miedos y salir airoso.

 La relación con el dinero también es complicada de tratar cuando tienes tu propio negocio. Por una parte, todos queremos ganar más (o al menos eso decimos) para que el negocio prospere, podamos delegar tareas, podamos seguir creciendo… Pero al mismo tiempo, ganar mucho muchas veces se convierte en un freno. “Nadie se ha hecho rico trabajando”, “los ricos son malas personas”… y algunos pensamiento más se nos van pasando por la cabeza. ¿Es posible reconciliarnos con el dinero? ¿Establecer otro tipo de relación con él que no nos haga sentir mal por cobrar X precios o ganar X al mes?

Totalmente. Las creencias sobre el dinero que tiene nuestra familia, el entorno y la sociedad en general nos va marcando. Si está en el inconsciente colectivo todas esas relaciones negativas con el dinero, nosotros lo que haremos será protegernos del dinero porque es el culpable de todos los males del planeta (y al leer esto, alguien dirá “es que lo son”).

Ahí está el problema.

El dinero es como todo lo demás, nosotros somos dueños de las decisiones que tomamos al utilizarlo. Y como todo, a la gente le parecerá acertado o no gastártelo en un viaje deluxe o en un restaurante o comprándote una casa, o no. Las prioridades de cada cual, son sagradas.

Si empezamos a mirar lo que nos aporta y posibilita el dinero y a transformar esas creencias, será más fácil que no lo veamos como un peligro sino como un puente a realizar experiencias que nos enriquecen, literal. Es un ejercicio de autoconocimiento y de cambio de creencias para efectivamente, que nuestra relación con el dinero sea más sana.

Podéis probar a reescribir esos refranes y frases hechas. Apúntalos todos, los de tu familia, entorno, sociedad… Escribe todas las frases negativas que hay sobre el dinero. Luego intenta transformarlas en positivo, ten esa hoja a mano y tenla presente. Por ejemplo cambia: “los ricos son malas personas” por “los ricos son buenísimas personas”. Sentirás hasta repulsión con algunas frases, o te reirás mucho por incredulidad (bienvenida la risa, ¡siempre!). No hace falta que te las creas, es un ejemplo de ejercicio para que seas consciente de la situación y tengas presente la otra cara de la moneda.

El siguiente paso sería poner en duda esa certeza colectiva de que los ricos son malos y después instalar la nueva. Hay muchas formas de hacer esto último, pero de momento haz el primer paso, a ver qué vas notando y me cuentas 😉

 Uno de los principales miedos es a exponernos tal y como somos, a no gustar, a recibir críticas… Pero en negocios de marca personal como el nuestro, es imprescindible mostrarse si queremos crear una comunidad en torno a nuestro proyecto. ¿Cómo es posible compaginar esos miedos con el desarrollo de nuestro negocio?

Sobre todo sabiendo que están esos miedos. Muchas veces miramos a otro lado y tenemos miedo pero lo pasamos un poco por alto o lo quitamos importancia, y por tanto le quitamos atención.

Cuando nos hacemos conscientes de que ahí “hay un tema” podemos empezar a ponerle remedio.

Todos tenemos miedos, estemos en el nivel de emprendimiento que estemos. Quien diga que no, miente o es Dark Vader desde la Estrella de la muerte. Por tanto, nadie puede negar que si hay gente que ha conseguido triunfar y tenía miedo, todos podemos.

La clave es saber qué miedo/s son los nuestros para poder saber el origen que hay detrás. ¿Y toda esa gente que a triunfado ha superado sus miedos así? Por supuesto que no tiene porqué, a veces te das cuenta tú solo de un montón de cosas, si mantienes una mentalidad de observación propia y hacia el entorno, ganarás muchos puestos.

Es igual que cuando nos duele algo y tenemos que buscar el síntoma para curarnos y saber qué remedio poner. Con las emociones pasa exactamente lo mismo. Busca el síntoma origen y desarrollarás tu negocio con tus miedos mirando desde el banquillo y sin rechistar; presentes pero inactivos.

 Hay mil métodos ahí fuera que te dicen de la A a la Z cómo hacer que tu negocio funcione. Cómo hacer las cosas, cuántos suscriptores tienes que tener para “triunfar”, cómo hacer un lanzamiento, cómo vender tus productos… Pero tú hablas mucho de algo que, ni siquiera es un método, pero puede ser muy relevante en un negocio: la intuición. ¿Qué importancia le das a la intuición? ¿Cómo la aplicas en tu propio negocio?

La intuición para mí es la verdadera brújula emprendedora. La intuición te da la certeza, no de que el siguiente paso te catapulte, o sí, sino que el siguiente paso es el que TÚ necesitas al 100%. Respetarnos el ritmo y no querer forzar el que lleva el de al lado es importante.

¿Cuál es el problema? ¡Que a veces confundimos cabezonería con intuición!

Precisamente yo aplico la intuición cuanto creo que me estoy encabezonando con algo, y casualmente suele ocurrir cuando he ido a hacer alguno de los métodos milagrosos que comentas que hay por todas partes. El proceso es que doy el poder fuera y ya no veo, ni siento, ni escucho, me embobo y me repito el mantra de que “tengo que hacer esto” cual Furby en modo repeat porque lo veo y leo por todas partes, sin preguntarme nada más.

Cuando creo más en lo que dicen que funciona que en lo que creo que me va a funcionar a mí, se produce el bloqueo porque no me estoy dando el hueco a lo que siento. No hay que ir de listilla por la vida pensando que sabemos más que los demás, pero hay que practicar muchísimo el discernimiento para no perder el norte. Me ha pasado muchas veces. Aunque yo tenga formación y experiencia de sobra en un tema concreto, mil veces ha prevalecido la opinión y método de otro por mi miedo a meter la pata si lo hacía a mi forma.

No es que tengamos que obsesionarnos con qué sentimos todo el rato, ni perder la cabeza, ni separar los pies del suelo, pero siempre hay decisiones que vamos haciendo que nos encogen un poco por dentro o nos expanden; con ser conscientes de ello es suficiente. No hay que forzar seguir nuestra intuición, pero al menos ser conscientes de que no la estamos siguiendo para que cuando la cosa se tuerza, ¡¡probemos a hacerle caso!!

Al emprender nos jugamos mucho, y no me refiero solo a lo económico, que se da por hecho, nos jugamos nuestra integridad a todos los niveles. Compensa hacer caso todas las veces que podamos a nuestra “brújula insertada” de fábrica.

 Y para terminar. Sabes que me encanta uno de tus lemas, #emprendersinsufrir. Parece que desde pequeñitos nos han programado para vivir en modo sacrificio, nos han hecho creer que para conseguir lo que queremos hay que pasarlo mal, que la vida es un valle de lágrimas, que hay que sufrir. Y de mayores nos cuenta pensar que algo que conseguimos con relativa facilidad o sin sufrimiento valga la pena. ¿Se puede de verdad emprender sin sufrir?

Rotundamente sí. Es más, se puede hacer cualquier cosa sin sufrir, pero hay que estar dispuesto a abrir nuestra mente y querer dejar de sufrir para ponerse manos a la obra. Tú lo has dicho, vivimos con el sufrimiento cual pegatina en el brazo y despegarla, a veces, duele.

Nos rompe mucho los esquemas que alguien nos diga que el sufrimiento es opcional, ¡y que se lo crea! Hasta nos cabrea porque nos sentimos ofendidos al insinuar que sufrimos porque queremos, pero lo siento mucho: es tal cual.

Seguro que nos ha pasado mil veces que una situación difícil a veces nos la tomamos como un mundo absoluto y otra relativizamos y la atravesamos fácilmente. ¿Cuál es la diferencia? La gestión emocional y el papel que has decidido llevar. Esto tiene que ver con el estrés, como cuento en el libro, y con el inconsciente.

Traducir esos sufrimientos en las emociones y miedos que hay detrás es un primer paso que todos deberíamos hacer. A veces el miedo inconsciente al éxito, a ganar dinero (repito, inconsciente) son los frenos invisibles que no hay manera de quitar, salvo de una forma: mirándoles de frente.


¿Te has dado cuenta alguna vez de que tras la pereza o la desmotivación en realidad había miedo? ¿Qué es lo que más te "aterra" de estar al frente de tu propio proyecto? Cuéntamelo en los comentarios y seguimos charlando 🙂

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8 respuestas

  1. Hola chicas,

    Un placer leer (y digo leer palabra por palabra hasta el final, nada de escanear) toda vuestra entrevista. Hay algo con lo que me quedo y que aún me sorprende lo poco que se suele aplicar: la responsabilidad. Sean miedos, creencias, bloqueos hacia cualquier aspecto, la responsabilidad de hacerles frente y superarlos es sólo nuestra. La situación en la que estamos, la hemos ido construyendo nosotros decisión a decisión, acción a acción. Es crudo pero es así, de modo que más que sentirnos mal por sabernos responsables, o echar balones fuera, hay que tomar conciencia de qué nos ocurre para empezar a salir de eso. De otro modo es imposible seguir avanzando en ningún aspecto.

    Un saludo enorme a ambas.

    1. Mil gracias Conchi <3 <3 ¡Exactamente! Si no sabemos en qué punto estamos, a todos los niveles, es muy difícil salir de ello. A veces da "pereza" profundizar un poco y analizar, pero es nuestro propio miedo que no tiene ninguna gana de abandonarnos y nos manda sus deseos en forma de pereza ajajja. Me quedo con tu última frase: de otro modo es imposible seguir avanzando en ningún aspecto. Muchos besos, linda

  2. Gracias por la entrevista., creo como emprendedor que los que mas nos afecta son las opiniones diversas (no siempre malas) de nuestros clientes, esas como…ricos pero les falta sal…lindos pero blancos se vería mas lindos….cómodos pero un poco grandes…etc…no sabes si les te comprarán otra vez, si no les gustó pero no te lo dirán, no sabes si volver a ofrecerles..etc….Todo esto, no estando en la posibilidad de cambiar ni el tamaño, ni el color ni poner mas sal.
    Esto se produce porque casi siempre estamos solos emprendiendo, comprando, agregando valor, vendiendo.
    Y tu entorno inmediato, socios, familia, amigos te dicen…..dale nomás adelante!!!
    Saludos cordiales
    Eduardo

    1. ¡Hola Eduardo! Mil gracias por tu comentario. Las opiniones son parte de nuestro escenario diario y por eso nos pueden influir muchísimo para bien y para mal. La clave está en intentar permanecer un poco neutrales sin que nos hundan las críticas ni nos vengan demasiado arriba los halagos. Eso sí, la motivación tanto interna como la que venga de fuera siempre es bienvenida jaja. Un abrazo

  3. Pues como emprendedora me aterra…¡Justo todo lo que habéis reflejado en la entrevista! ¡Gracias! Ver que uno no está sólo en toda esta vorágine de dudas, angustias y sube y baja emocional…Ayuda mucho, la verdad 🙂 Después de leeros me siento más comprendida y menos sola en este bonito y difícil camino laboral y vital que hemos elegido… Mañana lo vuelvo a leer que tiene mucha miga!!!

    Un abrazo,

    1. ¡Hola, Rakel! ¡¡Mil gracias!! Motiva un montón saber que os sirve cada vez a más personas. Es que es cierto, esa soledad sumada a las dudas se hace un infierno en el que cada vez tenemos menos tiempo por todo el estrés mental que llevamos encima. Me alegro un montón de que te haya gustado la entervista. Cualquier cosa, ya sabes dónde estoy. Un abrazo 🙂

  4. Muy buenas.

    Uffff, menudo post!!!!

    Ni que me hubieses leído el pensamiento. Es cierto, cuando decides crear tu propio por la razón que sea, parece como si llegase la primavera: alegría, tus miedos más recónditos están ahí, todos han florecido!!!!!

    Puedes parecer el bombero que intenta apagar mil fuegos y no quemarse.

    Es duro y difícil luchar contra tus creencias más arraigadas, pero es necesario.

    Algo bueno, ya le hemos puesto cara a ese malestar, angustia, …., que nos acompaña día a día. Ahora es cuestión de controlarlo y perderlo.

    Un afectuoso saludo

    1. Muchas gracias, Adela jajaja. Me alegro mucho de que te hayas sentido identificada. El tema de las creencias es muy extenso y en el libro trato unas cuantas que resumen y engloban a todas las demás. Es verdad que las tenemos tan instaladas que a veces es como quitarse una tirita: doloroso pero necesario jajaja. Mil gracias por tu comentario, cualquier cosa, ya sabes donde estoy. Un abrazo

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